Diana estaba al borde de la muerte, a merced de su enemigo.
Un desenlace doloroso para quien alguna vez había conquistado el campo de batalla con su destreza.
«¡Nunca más empuñaré una espada…!» – exhaló con su último suspiro.
Pudo escuchar el aterrador sonido de algo desmoronándose en el suelo.
Creyó que todo había llegado a su fin, que la vida se desvanecía desde su cabeza, pero en ese momento… regresó a su niñez, a la edad de diez años, antes de haber tomado la decisión crucial que marcaría su destino, si se convertiría en una guerrera o en una dama.
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