Desperté en una obra desconocida, sin comprender su trama.
En ese entonces, apareció ante mí mi prometido.
Un Archiduque proveniente del norte, de cabellera oscura, ojos carmesí, y apariencia impecable: Killian.
Un enlace sellado, pero ahora teñido con la sombra de un remordimiento del sur.
«Podría decir que él es el elegido, por la forma en que…»
Así pensó Sophie, convencida de que, sin duda alguna, él sería el protagonista.
Pero entonces…
«Oh, no, me has atrapado.»
El aroma de sangre se filtró hasta mis sentidos, y los ojos de Killian se entrecerraron con intensidad.
En ese instante, comprendí que no era el héroe que creía, sino un villano de sombras y oscuridad.
Y una caricia helada sobre mi mejilla.
«No habrá ruptura, Sophie.»
Susurró, levantando apenas la comisura de sus labios con una expresión enigmática.
Creo que esto es un desenlace común, y también…
¡Los clichés no me agradan en lo más mínimo!
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