Reencarné en un personaje de una novela para adultos, con el propósito de evitar que el protagonista sucumbiera a su oscuridad y caos.
Para impedir la destrucción del mundo, asumí el rol de la doncella malvada que aterroriza al indefenso protagonista. No obstante, mi objetivo es vivir en paz, por lo que decidí alterar el curso de la historia original. Pero, cuando me dirigí a encontrarme con el protagonista, lo que vi fue a un joven maestro que parecía un niño de tan solo cinco años, con mejillas redondas y suaves…
El personaje principal de la historia, que antes era poderoso, ahora ha perdido sus habilidades y ha sido transformado en un niño. Y ante esta nueva realidad, no pude evitar acariciar esas mejillas con ternura. Con esta segunda oportunidad que se me ha concedido,
¿Seré capaz de evitar que el protagonista original caiga en la destrucción que le aguarda?
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